Las islas del Egeo son actualmente cárceles abiertas para miles de personas refugiadas que
llegan a Europa. Actualmente, en las islas, la documentación que dan a las personas refugiadas no les permite viajar a la península o a diferentes países de Europa, sino que les obliga a hacer todo su proceso de asilo, el cual puede durar años, en la misma isla a la que llegan. Debido a esta situación, las islas griegas se encuentran saturadas con toda la población migrante que llega. Esto conlleva que, tanto los campos, cómo todos los servicios a los que tienen derecho las personas refugiadas no puedan atender todas las necesidades.
Por estas razones, en el verano de 2019, decidimos empezar a trabajar en Samos. Una isla en la que cuando llegamos había 4.100 personas viviendo en un campo preparado para 600, pero en la que cuando nos fuimos, la cifra había aumentado hasta 6.000.
Llegamos a Samos un 9 de julio para empezar esta nueva campaña. Nos esperábamos una situación desesperanzadora y un campo en unas condiciones inhumanas, pero la realidad sobrepasaba todas nuestras expectativas. En el campo, dividido en dos partes, el campo oficial militarizado y “the jungle”, los asentamientos no oficiales donde vivían la mayoría de personas, las condiciones higiénicas y sanitarias eran deplorables. Niños y niñas venían a las actividades que organizamos para ellos con mordeduras de ratas por todos sus brazos, y en numerosas ocasiones nos contaban que también habían serpientes. Durante nuestra campaña intentamos mejorar las condiciones del campo trabajando con la única ONG que se dedica a proveer cubos y bolsas de basura para poder empezar a gestionar todos los residuos. También trabajamos con ellos limpiando “the jungle”.
A demás, colaboramos en un centro para mujeres refugiadas. We Are One es un centro
gestionado por voluntarias de diferentes países que ofrece un espacio seguro para todas las
mujeres refugiadas que viven en la isla. A todas las mujeres registradas se les da un tiquet para que puedan desayunar. El centro ofrecía clases de ingles, yoga, costura... y talleres sobre violencia doméstica, salud sexual y muchos otros temas de interés.
En el community centre Baobab se cocina una comida caliente para muchas personas
refugiadas, ya que las autoridades griegas no aseguran ni tan solo una comida diaria. En Baobab, colaboramos en la cocina, y también organizando talleres y actividades para los niños y niñas de todas las familias que acudían al centro.
Una parte muy importante de nuestra campaña fue la organización y distribución de ropa y packs de higiene. En el almacén de la ONG Regufee4Refugees, se clasifican todas las donaciones que llegan para poderlas distribuir posteriormente en la shop, el centro de distribución de la ONG. Ayudamos a organizar las distribuciones semanales de ropa, packs con productos higiénicos, mantas, sacos de dormir y tiendas de campaña y pañales. Todas estas distribuciones están dirigidas a los denominados new arrivals, es decir, a todas las personas que hace menos de seis semanas que habían llegado a la isla.
Con esta misma organización, se preparaban actividades para los niños y niñas cada tarde en un terreno en frente del campo. Durante las dos horas que duraban estas actividades, los niños y niñas podían dedicarse a ser solo niños: a jugar a futbol, a dibujar, a saltar a la comba, a jugar con legos y muchas más actividades que todas las voluntarias pensábamos para ellos.
Este verano en Samos hemos vivido las situaciones más racistas y desagradables que nos
podríamos imaginar. Propietarios de locales comerciales prohibiendo la entrada a personas
refugiadas, insultos por la calle, manifestaciones en contra de la acogida y sabotaje a las
organizaciones que trabajamos en la isla. Pero también hemos sentido el agradecimiento de 6000 personas que malviven en un campo, en unas condiciones inhumanas, y que, solo por el simple hecho de hacerles saber que no están olvidados, te regalaban la mayor de sus sonrisas.
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