"Las ciudades son un miserable recinto donde se contienen todas las humanas derrotas"
Valerio Máximo
Tras la crisis financiera que sumió a gran parte de la ciudadanía griega en un estado de máxima precariedad, la llegada de miles de refugiados a las islas helénicas no ha contribuido a mejorar la situación del país. Atenas se ha convertido en la sucia cárcel donde los sueños de los migrantes se convierten en pesadillas. Drogas, armas, violencia, prostitución infantil… La vida de los refugiados, especialmente de los más jóvenes, no es fácil en la vieja ciudad de los filósofos.
Durante el verano de 2018, Humanity Wings se trasladó a la capital griega para tratar de poner remedio a una situación desesperada. A diferencia de las anteriores campañas, nuestra tarea fue más allá del repartimiento de comida y ropa. Nuestro proyecto, en colaboración con SOS Refugiados, tenía como sede el Victoria Social Center, un edificio donde a parte de productos de primera necesidad, como pañales, se ofrecían clases de inglés, alemán, francés, español e informática para niños y adultos.
El Victoria ofrecía, además, una guardería y un espacio para que los refugiados pudieran tomar té y café con la tranquilidad que las hostiles calles atenienses no podían garantizarles. Nuestros voluntarios iban y venían por los cuatro pisos del edificio carreteando libros de idiomas, escombras, material escolar, vasos de té y paquetes de comida. El horario, de 11 a 15 era breve pero intenso, un absoluto no parar.
Desesperación. Esa es la única palabra que se me ocurre para describir el rostro de Ahmed, un refugiado iraquí a quien conocí en el Victoria. Aquella mañana, su hijo de seis meses se había roto el dedo índice. El niño no paraba de llorar, pero no había tiempo para lamentaciones. Ahmed tenía claro que la prioridad era conseguir algo que llevarse a la boca. Tratando, inútilmente, de consolar a su hijo, el paciente hombre hizo la hora y media de cola necesaria para que le dieran la bolsa de comida con la que, ese día, tendría que alimentar a su familia entera. Quise hacer algo para ayudarle, pero, por algún motivo, no pude moverme.
Omar Sabri
Nuestra asociación colaboró con otros centros como el Hotel City Plaza y la asociación Provocant la Pau. Pero, más allá del trabajo estrictamente físico y de las donaciones con las que ayudamos a algunas de estas organizaciones, nuestra campaña en Atenas tuvo un gran componente de labor psicológica. Muchos de los refugiados de Atenas eran jóvenes de diversas edades que se enfrentaban a un problema muchas veces infravalorado: el aburrimiento. Fuera del horario laboral del Victoria, los voluntarios organizaron diversas actividades como visitas culturales o excursiones a la playa.
Cuando uno habla de refugiados y de Atenas es imposible evitar un nombre: Exarcheia. Este barrio, situado en los alrededores de la Universidad Politécnica, ha sido históricamente el hogar de artistas, bohemios e intelectuales de izquierda. Se trata de un barrio donde, hasta 2019, la policía no se atrevía a entrar. ¿El motivo? El activismo local, capitaneado por anarquistas de toda índole, desde honrados militantes a delincuentes con bandera, se ha mostrado especialmente combativo en esta zona. La falta de cuerpos de fuerza y seguridad (o de represión, según quiera el lector) ha facilitado la instalación en el barrio de diversas squads, edificios okupados poblados por refugiados que viven al margen de la ley.
En Exarcheia vi de todo. Lo peor y lo mejor del género humano. Personas sin nada que lo daban todo por los refugiados y caudillitos autoproclamados que un día vendían heroína y, al siguiente, pasaportes robados a familias desesperadas.
José, un simpático guía turístico andaluz, nos cuenta que la capital griega es, en la mayoría de casos, un simple lugar de paso para aquellos que se dirigen a visitar las islas. No le falta razón, para comprobarlo solo hace falta observar la distribución socioeconómica de la ciudad. Todo lo que se extiende más allá de Plaka y el Partenón es pura miseria. Nadie pierde su tiempo en visitar la Atenas del siglo XXI, la Atenas de los afganos, los desheredados y los yonkis, la Atenas donde Sócrates y Platón serían sucios y malolientes mendigos peleándose por una triste jeringuilla. Las ruinas del sueño de Pericles contemplan impotentes la decadencia de lo que un día fue la capital del mundo.
Joan Simó
Anna Miranda, Omar Sabri y Ricardo Moraño fueron los coordinadores de una campaña, que se extendió entre los meses de Junio y Septiembre participaron un total de 23 voluntarios:
David Aragonés
Garazi Barreras
Marta Batalla
Pep Carbó
Carles Castanyer
Nestor Diest
Anna Galceran
Mónica Garcia
Sofia Gesualdo
Laia Hernández
Pep Martí
Sofia Menéndez
Paula Miranda
Oriol Monguilod
Marc Moreno
Julia Ortiz
Martina Ortiz
Alejandro Paéz
Ariadna Piferrer
Alba Rodríguez
Joan Simó
Maite Vega
En términos económicos, el balance fue el siguiente:
Los 10.283,54 € recaudados se invirtieron en:
Alquiler del Victoria (Julio) = 1.500,00 €
Pañales = 4.293,64 €
Comida = 4.259,50 €
Mantenimiento del edificio = 230,40 €
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